top of page

Columna Pastoral

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.

Salmo 32:8

​

Cuando adquirimos un equipo o artefacto nos sentimos muy contentos y alegres. De pronto al percatarnos que hay que seguir un sinnúmero de instrucciones para ensamblarlo nos trae un poco de inquietud. Si las instrucciones son exactas será muy agradable la experiencia de terminarlo. Pero si por el contrario las instrucciones no son exactas muy pronto sentiremos dolor de cabeza y nos sobrarán piezas y tornillos.

El salmista David se dirige a Dios y le expresa la confianza que tiene en Él y lo que de Él espera. Esta relación trae a David una respuesta divina a su oración. Dios mismo le hará entender los planes, Dios mismo le ha de enseñar el camino en el que debe andar y mayor aún sobre él fijará sus ojos.

​

¡No es esto maravilloso! Aquellos que depositan su confianza en Dios han de recibir de Él las instrucciones claras y precisas, aquellos que piden su dirección tendrán el entendimiento, la enseñanza y el cuidado permanente para que no te sobren tornillos y termines lo que iniciaste.

​

Ante un nuevo año, ante nuevos caminos, confiemos… Su mirada esta fija en nuestros pasos y no se apartará de nosotros.

 

Año nuevo, un nuevo camino


 

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isaías 9:6

 

¿Alguna vez has recibido un regalo inesperado? ¿Qué tal un regalo inmerecido? Más increíble sería que hayas recibido un gran regalo tan y tan bueno que aún no lo hayas abierto.

​

Hay personas a nuestro alrededor que no saben, ni se han enterado que hace mucho tiempo aún antes de nacer recibieron un regalo eterno de parte de Dios. El mejor regalo divino fue ese pequeño niño que vendría a traernos el perdón por nuestros pecados y la redención.

​

Aquellos que han abierto sus vidas a ese regalo se maravillan de sus obras, por lo cual es Admirable, reciben los mejores consejos de vida, caminan con un Dios invencible, disfrutan de paternidad celestial, y descansan en el príncipe que conquistó nuestra paz.

​

En esta navidad comparte el mejor regalo. En lugar de dar presentes, di presente para ayudar. En lugar de envolver regalos arropa a alguien con amor. En vez de comprar mucha comida comparte una cena. En vez de ver las luces en las calles comparte la luz de Jesús. Da el mejor regalo comparte a Cristo.

 

El mejor regalo


 

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.

Efesios 1: 3,4

​

Una de las situaciones más difíciles o incómodas que podemos enfrentar es prepararnos con anticipación para un compromiso, separar la pieza de ropa o vestido y justo cuando ya no queda tiempo que un sucio o una mancha estropeé la apariencia de cómo nos vamos a presentar.

Ese sucio o mancha nos hace sentir y pensar de muchas maneras, ¿Qué haré?, Solo me queda presentarme y dar una buena justificación de porque esta esa mancha o ese sucio en la ropa.

Así mismo puede ocurrir cuando nos presentamos ante el Señor. Cuando mejor pensamos que estamos para presentarnos ante Él, una mancha vino a estropear nuestra presentación.

Sorpresivamente ante nuestro Señor y Dios no tenemos que presentarnos con excusas o justificaciones, porque Él ya conoce nuestros vestidos, nuestra alma y nuestro corazón. Ante el podemos presentarnos tal cual somos, con humildad, reconociendo que el poder de su poderosa sangre es el mejor removedor de manchas que existe.

​

Una vez hemos sido rociados y alcanzados por su gloriosa sangre, nuestras manchas deben desaparecer.

​

Abraham Lincoln expresaba que él podría conseguir cualquier número de hombres que están "dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre." Pero le resultaba muy difícil conseguir hombres dispuestos a derramar su primera gota para hacer un nuevo comienzo.

Hoy permite que una gota del mejor removedor de manchas te alcance, luego te mantendrás limpio para amarle, servirle y seguirle a donde nos lleve.

 

El mejor removedor de manchas


 

Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo… Lucas 2:10 RVR60

​

En la película The Hunger Games, el personaje de Snow le dice a Seneca lo siguiente: “La esperanza es lo único más poderoso que el miedo” tratando de animarle y educarle en torno a los juegos por la vida que enfrentaban los hambrientos y marginados de los distritos inferiores.

​

Ante la sorpresiva visita del ángel a los pastores con la noticia del nacimiento de Jesús, el miedo y la esperanza llegaron de la mano. De igual forma las noticias y eventos cotidianos de la vida suelen producirnos miedo y esperanza, pero nuestra humana razón presta más atención al miedo que a la esperanza que acompaña cada suceso y evento. 

 

La esperanza es lo único más poderoso que el miedo, porque la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo… (Rom 5:5).

​

Ante la llegada de un nuevo año dejemos atrás los miedos del 2014 y entremos al 2015 con una esperanza renovada, con una esperanza que supere todo miedo, con la esperanza que mantiene vivos a los marginados y hambrientos.

 

Miedo y Esperanza

​

¡Consuelen, consuelen a mi pueblo! —dice su Dios—. Hablen con cariño a Jerusalén, y anúncienle que ya ha cumplido su tiempo de servicio, que ya ha pagado por su iniquidad, que ya ha recibido de la mano del el doble por todos sus pecados.

Una voz proclama: «Preparen en el desierto un camino para el Señor; enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios.

Isaías 40:1-3 (NVI).

​

Hay un refrán muy popular en nuestra cultura que dice: “el que espera, desespera”. Nada más cierto que cuán difícil e incluso desesperante es esperar por algo que queremos o que necesitamos. Puede sonar hasta contradictorio decir: “espera con esperanza”, porque la esperanza trae paz y tranquilidad, pero tarde o temprano aflora nuestra humanidad exclamando: “No puedo controlar la manera de esperar con tranquilidad”.

​

Con esto en mente podemos entender el sentir de aquel pueblo que día tras día y año tras año esperaba la llegada del Mesías y Redentor. El Cristo que de una vez y para siempre les brindaría el consuelo, el perdón de todos sus pecados y la reconciliación con el único y eterno Dios. Así como un niño espera la navidad, así deseaban el cumplimiento de aquello que anunciaban los profetas. Con toda razón Isaías afirmaba la voz de Dios que anunciaba el consuelo que pronto habrían de recibir. Mientras el día del gran cumplimiento llegaba les invitó a preparar el camino recto, el camino derecho hacia el corazón para recibirlo con convicción. Preparen en el desierto, en el sequedal y en lo árido sendas para ver su gloria que pronto resplandecerá.

​

Hoy ese tiempo ha llegado, tú y yo somos testigos de su presencia y su poder en nuestras vidas. Sigamos día a día anunciando que Él llegó dando luz a las tinieblas, que Él llegó liberando a los cautivos, Él llegó restaurando corazones. Proclamemos hoy que es el tiempo de Dios y que por medio de Cristo celebramos la verdadera navidad preparando la senda del Señor.

​

Preparemos hoy el camino para que otros también le conozcan.


 

Preparemos el camino


 

 

 

Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto.

Salmo 27:4,5

 

Con que alegría y entusiasmo el rey David expresa su pasión por la casa de Jehová el Señor. No solo para él era un deleite estar todos los días allí, sino que su gozo se fundamentaba en que en la casa de Jehová contemplaría su hermosura y allí se sentiría seguro. No era en su palacio, ni en sus refugios bajo tierra, su seguridad no estaba en sus armas ni en sus ejércitos. Su escondedero era el tabernáculo y en lo reservado de su morada. Para David solo en la presencia de Dios se sentía sobre una roca y una roca en alto donde la maldad no le pudiera alcanzar.

​

Eso me recuerda una ilustración anónima que narraba lo siguiente:

Después de un naufragio en una terrible tempestad, un marino pudo llegar hasta una roca y escalarla, y allí permaneció durante muchas horas.

Cuando al fin pudo ser rescatado, un amigo suyo le preguntó:

— ¿No temblabas de espanto por estar tantas horas en tan precaria situación, no temías al sentir el embate de las fuertes olas, amigo mío?

—Sí —contestó el náufrago—, la verdad es que temblaba mucho; tuve miedo, lloré y hasta dude, pero… ¡la roca no! Fue entonces que entendí que mientras la roca se mantuviera firme, yo no moriría. Y esto fue lo que me mantuvo a salvó.

 

Sobre La Roca


 

bottom of page